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viernes, 3 de junio de 2016

Las ánimas benditas

La base de las leyendas es católica y en su idea de la existencia del purgatorio. Se dice que aquellas almas que Dios no permite entrar en el cielo porque tienen todavía algo pendiente que solucionar en esta vida, se encuentran vagando por el mundo en ese purgatorio sin poder encontrar la paz. Por lo general, y en la mayoría de las leyendas, las ánimas benditas son espíritus buenos que están todavía en el mundo con la función de ayudar y proteger de los peligros a aquellas personas que rezan por ellas.

Las ánimas benditas aparecen vestidos de blanco, con capucha y con velas en las manos. Normalmente su suelen mostrar su rostro y se encuentran muchas veces orando. Hay quien dice haberlas vistas en procesión por las calles.

Se cuenta que el día de Todos los Santos (1 de noviembre) suelen salir y regresan al día siguiente en el Día de los Difuntos (2 de noviembre). Se les permite salir para que puedan estar con sus familiares en este día tan especial, y así poder recordar a sus familiares que tienen que rezar por ellos para así poder salir del purgatorio y poder entrar en el cielo. Estos espíritus o ánimas benditas pueden aparecer en calles o encrucijadas, y la población sabe que esta presencia no es para nada perjudicial.

Era costumbre entre la población guatemalteca realizar ciertas prácticas en relación con las ánimas benditas. Si durante el año ha muerto algún familiar hay que tener cuidado y no poner ningún recipiente con agua en las habitaciones los días 1 y 2 de noviembre, ya que los difuntos podrían aparecer en forma de mariposa blanca y ahogarse en los recipientes.

También se tiene la costumbre de poner una fotografía del difunto junto a unas velas encendidas, para que el difunto vea que sus familiares se acuerdan de él. Además se tiene la costumbre de colocar junto a la imagen una ramita de ciprés.
Esta costumbre fue traída a Guatemala por los españoles, ya que hay grupos étnicos mayas que ven que ésta es una costumbre absurda.

Las leyendas y la tradición de las ánimas benditas son conocidas en todo el territorio guatemalteco. El 1 de noviembre suele realizarse en el pueblo un cortejo que sale de la iglesia. Este cortejo recorre la población solicitando y pidiendo limosna para la iglesia, y hacer que las almas que se encuentran en el purgatorio puedan alcanzar el cielo. Este comportamiento, en muchas ocasiones agresivo, asustaba a los habitantes del lugar que daban la limosna que la iglesia les pedía. Este cortejo se sigue realizando en ciertas poblaciones del interior de Guatemala, pero normalmente los que salen en los cortejos son niños, los cuales más que dinero, piden caramelos y dulces.


El cadejo

Es el espíritu que cuida el paso tambaleante de los borrachos, “es un animal en forma de perro, negro, lanudo, con casquitos de cabra y ojos de fuego”. Su trabajo es perseguir o cuidar a los bolos que les gusta mucho el guaro y se quedan tirados en la calle, según la leyenda hay dos tipos de cadejos uno malo y uno bueno, el malo es el de color negro, y el bueno de color blanco. Aunque según las personas que les han visto siempre ven a los dos, pero siempre el negro es más inquieto y distante y el bueno echado cerca de la persona, resguardándola del cadejo malo.

Hay que tener cuidado aunque sea un espíritu protector porque al beber demasiado y muy frecuente, “el Cadejo si se lo encuentra a uno tirado y le lame la boca, ya lo jodió para siempre, pues entonces uno jamás se compone”. El Cadejo acostumbra seguir por nueve días al hombre al que le lamió la boca y no lo deja en paz hasta que esa persona se muere.

Otras leyendas dicen que el cadejo negro es el que cuida a los borrachos y el blanco es el que cuidad a los niños y a las mujeres.

La leyenda.
Hubo un joven que era muy trasnochador. Se llamaba Carlos Roberto y era guardián de un terreno. Siempre que regresaba ya muy entrada la noche, encontraba un perro blanco enfrente de su puerta. Era grande y peludo, pero nunca dejaba que Carlos se le acercara. El perro al ver que él entraba a su casa se sacudía, daba vuelta y desaparecía. Y esto sucedía todas las noches que Carlos llegaba muy tarde a su casa. Un día de tantos, Carlos quiso seguirlo para verlo de cerca y de donde venía, pero nunca lo logro alcanzar.
Alguien le dijo que era El Cadejo, y que cuidaba de su mujer y sus hijos cuando él no estaba. Este es el Cadejo bueno, el que anda y cuida a las mujeres, porque el Cadejo negro es que siempre anda detrás de los hombres que están borrachos

2) Hace tiempo, cuando don Héctor estaba en la estudiantina de la iglesia, salía con sus amigos a dar serenatas por todas las calles. Y una de estas veces le paso algo inexplicable. Ya venían de regreso de una serenata, y durante el camino de regreso, todos los muchachos se iban quedando en calles distintas, para ir a sus casas. Ya solo quedan don Héctor y don Felipe, al pasar por el parque, se les pegó un perro negro de gran tamaño y con los ojos rojos; empezaron a caminar más rápido, pero el perro no se perdía. Ya los dos se empezaron a sentir cansados de caminar, al llegar a la casa de don Felipe, se entraron los dos y cerraron rápido la puerta, entonces aquel perro empezó a empujar la puerta con los cascos de sus patas, la mama de aquel joven salió con un crucifijo y le hizo la señal de la cruz, después de esto, el perro desapareció. Don Héctor decía que el Cadejo se los quiso llevar.



3) José había estado chupando con sus amigos durante todo el día, y ya entrada la noche estaba tan bolo que se quedó tirado en una calle. En horas de la madrugada, ya medio bueno, se estaba tratando de parar, cuando vio un perro negro muy lanudo que le pasó la lengua por la boca. Con mucho trabajo se logró parar, y se fue como pudo se fue caminando por todas las calles; detrás de él iba el perro, que hacia ruido con sus casquitos de cabra. En el tanque de San Gaspar unos hombres quisieron robarle a José, pero el gran perro lo defendió y lo siguió hasta dejarlo en la puerta de su casa. Después de ese día el perro lo siguió durante nueve noches seguidas. Porque cuando el Cadejo, le lame la boca a uno le sigue por nueve días. Y también uno nunca más deja de tomar, por eso José se murió por borracho.


La Tatuana

Hace muchos años, en época colonial, dicen que en la capital de Santiago de los Caballeros inició con su traslado hacia la Ciudad de Guatemala donde una joven y bella mujer de origen mulato a la que llamaban Tatuana, que disfrutaba con los placeres de la carne y con los placeres del lujo, los cuales no estaban bien vistos en una sociedad recatada y religiosa. Así pues, se acusó a la joven de brujería y de hacer maleficios para conseguir a los hombres. Se le acusó de codicia y de no seguir los preceptos de la iglesia. Por todas estas razones fue juzgada por el tribunal de la Santa Inquisición, y fue condenada a muerte. La Tatuana se negó a recibir la gracia de confesión de sus pecados antes de morir. Cuentan, que la noche anterior a su muerte, pidió como última gracia un trozo de carbón, unas velas y unas rosas blancas. Con estas tres cosas hizo en la celda una especie de altar donde realizó una hechicería. Con el carbón pintó en la pared una gran barca mientras recitaba conjuros, y se dice que se presentó ante ella el mismo demonio. El demonio le sacó de la celda montada en la barca que había pintado en la pared, y se dice que todavía se la puede ver en los días que llueve grandes aguaceros.

Se cree que los antecedentes de esta leyenda provienen de la mitología maya, y más concretamente de la leyenda de Chimalmat (Diosa que se vuelve invisible por causa de un encantamiento).

Existen varias versiones de la leyenda de “La Tatuana”, una de ellas cuenta que se trataba de una anciana con una misteriosa personalidad, se caracterizaba por tener una mirada profunda y aterradora y por tener avanzados conocimientos en la magia negra. Recorría las calles de Guatemala realizando sus hechicerías a las personas que se lo pedían y con lo que ganaba adquiría lo necesario para poder sobrevivir. Otras historias cuentan que no era una anciana sino una señorita de ojos negros brillantes, cabello largo, obscuro recogido con dos grandes trenzas y de buen porte. Su mirada era penetrante.


Y la última versión, según el famoso libro Leyendas de Guatemala, de Miguel Ángel Asturias, relata que se trataba de una esclava, llamada Manuela, quien fue adquirida por un anciano que poseía conocimientos esotéricos y que se convirtió en su alumna. Cuenta que el anciano le tomo un gran aprecio a Manuela y la dejo en libertad, tatuándole con la uña un barco en el brazo, con el fin de que a través de este símbolo, ella pudiera escapar de cualquier peligro, esto le permitía a Manuela escapar de prisión, luego de dibujar en la pared este barco. Ella desaparecía por completo dejando un olor a azufre. Antes de que las bartolinas del Palacio de Gobierno de la Nueva Guatemala de la Asunción se destruyeran por los terremotos del 1917 y 1918, cuentan que se pudo observar uno de los barcos dibujados por Manuela, en una de sus paredes.


La Siguanaba

Originalmente llamada Sihuehuet (mujer hermosa), tenía un romance con el hijo del dios Tláloc, del cual resultó embarazada. Ella fue una mala madre, dejaba solo a su hijo para satisfacer a su amante. Cuando Tláloc descubrió lo que estaba ocurriendo maldijo a Sihuehuet llamándola Siguanaba (mujer horrible). Ella sería hermosa a primera vista, pero cuando los hombres se le acercaran, daría vuelta y se convertiría en un ser horrible.


El dios la condenó a vagar por el campo, apareciéndose a los hombres que viajan solos por la noche. Dicen que es vista por la noche en los ríos de El Salvador, lavando ropa y siempre busca a su hijo el Cipitío, al cual le fue concedido la juventud eterna por el dios Tláloc, como sufrimiento para ella.

Según lo que cuenta la leyenda, todos los trasnochadores están propensos a encontrarla. Sin embargo, persigue con más insistencia a los hombres enamorados, al Don Juanes que hacen alarde de sus conquistas amorosas. A estos, la Siguanaba se les aparece en cualquier tanque de agua en altas horas de la noche, o a orillas de ríos según otras versiones. La ven bañándose con Guacal de oro y peinando su hermoso cabello negro con un peine del mismo metal, su bello cuerpo se trasluce a través del camisón.

Dicen las tradiciones que el hombre que la mira se vuelve loco por ella. Entonces, la Siguanaba lo llama, y se lo va llevando hasta un barranco. Enseña la cara cuando ya se lo ha ganado, su rostro se vuelve como de muerta, sus ojos se salen de sus cuencas y se tornan rojos como si sangraran, su antes tersa y delicada piel se torna arrugada y verduzca, sus uñas crecen y suelta una estridente risa que paraliza de terror al que la escucha. Para no perder su alma, el hombre debe morder una cruz o una medallita y encomendarse a Dios. Otra forma de librarse del influjo de la Siguanaba, consiste en hacer un esfuerzo supremo y acercarse a ella lo más
posible, tirarse al suelo cara al cielo, estirar la mano hasta tocarle el pelo, y luego halárselo. Así la Siguanaba se asusta y se tira al barranco. Otras versiones dicen que debe agarrarse de una mata de escobilla, y así, cuando ella tira de uno, al agarrase la víctima de la escobilla, ella siente que le halan el pelo. 

Esta última práctica es más efectiva, ya que es el antídoto propio que contrarresta el poder maléfico de esta mujer mágica. Un método funcional al observar a una mujer en el río sin saber si es la Siguanaba, consiste en gritar tres veces seguidas: "No te vas a ir María pata de gallina"; si es la Siguanaba se asustará y se lanzará al barranco, si no era ella te dirán que sos un loco; pero se te pasara el susto.



La Llorona


La mujer fantasma que recorre las calles de las ciudades en busca de sus hijos.
Cuenta la leyenda que era una mujer de sociedad, joven y bella, que se casó con un hombre mayor, bueno, responsable y cariñoso, que la consentía como una niña, su único defecto... que no tenía fortuna. Pero él sabiendo que su joven mujer le gustaba alternar en la sociedad y " escalar alturas ", trabajaba sin descanso para poder satisfacer a su esposa, la que sintiéndose consentida despilfarraba todo lo que le daba su marido.

Marisa López de Figueroa, tuvo varios hijos estos eran educados por la servidumbre mientras que la madre se dedicaba a cosas triviales.Tuvo una vida difícil, que repulsaba el hogar y nunca se ocupó de los hijos. Pasaron los años y el marido enfermó gravemente, al poco tiempo murió, llevándose " la llave de la despensa ", la viuda se quedó sin un centavo, y al frente de sus hijos que le pedían que comer. Por un tiempo la señora de Figueroa comenzó a vender sus muebles. Sus alhajas con lo que la fue pasando.

Al sentirse inútil para trabajar, y sin un centavo para mantener a sus hijos, lo pensó mucho, pero un día los reunió diciéndoles que los iba a llevar de paseo al río de los pirules. Los ishtos saltaban de alegría, ya que era la primera vez que su madre los llevaba de paseo al campo. Los subió al carruaje y llegó al río, que entonces era caudaloso, los bajo del carro, que ella misma guiaba y fue aventando uno a uno a los pequeños, que con las manitas le hacían señas de que se estaban ahogando.

Pero ella, tendenciosa y fría, veía como se los iba llevando la corriente en ese momento ya estarían muertos. Como autómata se retiró del lugar, tomo el carruaje, salió como "alma que lleva el diablo ", pero los remordimientos la hicieron regresar al lugar del crimen. Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, se tiró ella al río y pronto se pudieron ver cuatro cadáveres de niños y el de una mujer que flotaban en el río.

Dice la leyenda que a partir de esa fecha, a las doce de la noche, la señora Marisa venia de ultratumba a llorar su desgracia: salía del cementerio y cruzaba la ciudad en un carruaje, dando alaridos y gritando ¡Aaaaay mis hijos! ¡Donde estarán mis hijos! y así hasta llegar al río de los pirules en donde desaparecía. 










Leyendas de Jalapa

Leyendas de Jalapa Guatemala

Jalapa destaca por sus leyendas tradicionales de todo tipo, pero en especial las animistas, de espantos, aparecidos y ánimas en pena. Son abundantes en todo el departamento, pero sobre todo en aldeas y caseríos de Mataquescuintla, Monjas y San Manuel Chaparrón. En sus leyendas figuran personajes como                         la Llorona, la Siguanaba, la Tatuana, el Cadejo y, en particular, “Los fuegos mágicos”, que en los caminos se les aparecen a los campesinos y que son portadores de riquezas, así como “Las ánimas benditas habladoras”, que habitan en los cruces de caminos y cuidan de los viajeros. 

Una variante del Sombrerón, aparece en San Pedro Pínula, con el nombre de Sisimite, de ascendencia indígena, que además del gran sombrero, tiene los pies al revés; se alimenta de ceniza y se rumora que “es hijo de la Llorona con el Diablo”.
 
Entre las leyendas históricas sobresale la leyenda del Señor de Jalapa, quien heredó todas las tierras del Rey, don Carlos V, junto con la Virgen de la O; ambos patrones de Jalapa. Cuenta la historia que el soberano no quiso dejarles “esas extensiones de ganado y tierras a hombres que siempre estarían peleando por ellas”, y por eso se las heredó a los patronos de Jalapa. 

En San Luis Jilotepeque y los pueblos de San Pedro Pínula, en “la cumbre” y en la montaña aparecen personajes de leyenda como Juan Noj, el cuidador de los animales y de los árboles del pueblo.